La primera tiene uno de los móviles que están marcando la Historia (el iPhone); la segunda intenta lo propio con un sistema operativo (Android), disponible por ahora en un solo terminal (el T-Mobile G1). Pero ambas se reservan el derecho a borrar programas que instales en tu teléfono.
En realidad, no es el único punto en común, pues ambas plataformas tienen su propia tienda de aplicaciones. Una forma de hacer caja con los pequeños programas desarrollados por terceros, con quienes tanto Apple como Google se reparten los beneficios. Pero independientemente de si proceden de las tiendas oficiales o si las conseguimos por otros medios, pueden desaparecer de la noche a la mañana, ya que ambas empresas vigilan los teléfonos desde fuera.
En el caso del iPhone, se trata de un software especial llamado Kill Switch. La compañía de la manzana afirma que su uso principal es preventivo: detectar la instalación de programas peligrosos para el terminal o para el usuario, para erradicarlos. Claro que también es una forma de defender las aplicaciones oficiales (las que se venden por iTunes) frente a las que consigamos por otros medios sin que suene la caja registradora de Apple. Pues bien, con los teléfonos que usen el sistema de Google pasa exactamente lo mismo.
En líneas generales, la única diferencia es que el Kill Switch del iPhone lo descubrió un desarrollador después de trastear con el software del teléfono; en el caso de Google, ella misma avisa de su existencia en las cláusulas de su tienda (Android Market). Pero dejando a un lado la honestidad de cada firma, el debate principal gira en torno a la privacidad del usuario. ¿Es lícito o ético que estas empresas puedan vigilar nuestros teléfonos de forma remota?
Precisamente, Google es una “vieja conocida” de estos debates. La mayor empresa de publicidad por Internet basa el contenido de sus anuncios en la información que consigue de los internautas. O al menos en la información que le dejamos que consiga. En este sentido, el gigante de Internet siempre ha defendido que trata estos datos de forma confidencial, y sólo los usa para mejorar la efectividad de su sistema de publicidad online.
Tres cuartos de lo mismo sucede con Apple. Las dos firmas insisten en no tener ningún interés especial por “espiar” en el interior de los móviles. Sólo sirve para prevenir riesgos. Y para evitar que se extiendan aplicaciones de las que no saquen ningún partido económico, aunque no lo admitan de forma explícita.
La filosofía sería: si yo tengo una tienda de minijuegos para mis teléfonos, ¿voy a permitir que los usuarios compren los juegos en otra tienda? No, mejor los borro y, eso sí, intento que se devuelva el dinero invertido en las compras que no permito.
Un debate en el que se podrán encontrar mil y una posturas distintas. Pero el tema de la confidencialidad está ahí. Existen leyes que regulan de forma estricta no ya el uso, sino la propia obtención de los datos privados de los usuarios. SI podemos ajustar la configuración de nuestra cuenta de Gmail para evitar que se registren nuestras búsquedas y las páginas que visitamos, ¿por qué iba a ser distinto con los programas que instalamos en el móvil?
VISITA DEL RECTOR A LA FIEE
-
El rector consciente de la problematica que viene ocurriendo en nuestra
facultad firmo una carta de compromiso:
Hace 13 años
0 comentarios:
Publicar un comentario