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La cigarra y la hormiga 
Seguro recordamos la fábula: "La hormiga trabajaba diligente preparándose para los malos tiempos. La cigarra feliz con el buen clima, disfrutaba la abundancia a su alrededor; cuando llegaron los tiempos difíciles estaba totalmente impreparada; pidió ayuda a la hormiga, pero ésta no podía dársela sin ponerse a sí misma en peligro; la cigarra murió, por su irresponsabilidad y falta de previsión".
Hay un símil, pero con final diferente, en la historia del faraón egipcio y José:"El faraón en un sueño veía a 7 vacas gordas, devoradas por 7 vacas flacas..."; la advertencia de años de escasez sucediendo a años de abundancia no cayó en saco roto y la previsión del Faraón ante las sugerencias de José, salvaron a su pueblo.
Descifrar los signos con los que el cambio climático se va anunciando en nuestro país y la región andina, precisan de objetividad y evidencias científicas para evitar el sensacionalismo y descrédito maltusiano de hace algunos años, y de  sensatez para darse cuenta que vienen tiempos difíciles.
La desaparición "oficial" de varios glaciares en la cordillera peruano – boliviana se suma a informes (como el de Desarrollo Humano 2007–2008 de NNUU) que señalan a Perú y Bolivia como los países más afectados en la región, por un cambio climático que parece seguirá avanzando inexorablemente, pues es difícil que la sociedad de consumo renuncie a un estilo vida que subyace a la depredación de recursos naturales y a la contaminación ambiental. Al "exceso de acumulación"  que ha hecho presa de una parte de la humanidad, parece sumarse un egoísmo e indiferencia  brutales, que cierran la conciencia y el corazón para condolerse por la sufriente mayoría de sus congéneres.
Los campesinos de las provincias altas del Perú y Bolivia reflejan en rostros preocupados y dolientes palabras lo que un instinto ancestral les revela: "Otra vez la lluvia se fue pronto; el maíz, la papita, la cebadita creció poquito; luego vino la helada y los quemó...". Son sus cosechas de supervivencia e intercambio regional; en la costa no apreciaremos su desgracia en toda su magnitud... hasta que nos alcance.
En los siguientes 25 años (dejamos la discusión académica a los expertos en la materia) la sierra central y sur el país y la sierra norte y el altiplano boliviano sufrirían un significativa pérdida de sus fuentes de agua glaciar; lo que ahora es abundancia para la sierra baja, la costa y los valles interandinos, en algún momento empezaría a convertirse en escasez.
En Europa y Norteamérica se viene emprendiendo obras de magnitud para proteger ciudades costeras, fuentes de agua, asegurar su soberanía alimentaria; ¿será porque conocen, lo que nosotros no intuimos? En nuestro países las obras de mitigación y adaptación que deberíamos ir emprendiendo (embalses - represas, proteger fuentes de aguas superficiales y profundas, recarga de acuíferos, forestación, promover una cultura de cuidado el agua, masificar el riego tecnificado, reparar redes urbanas de agua, etc.), parecen estar destinadas a ser abordadas "a última hora".
25 años son un pestañeo para la humanidad. Las regiones anteriormente mencionadas en Perú y Bolivia podrían llegar a albergar en los siguientes 3 decenios a unos 25  a 30 millones se habitantes. En la historia de la humanidad, las poblaciones afectadas por severos cambios climáticos, han respondido con migraciones y reasentamientos significativos. ¿Apostamos por algo así? Si así fuera, ¿se están preparando las futuras zonas de "amortiguación" que recibirán a esas poblaciones, considerando que quizás también estén afectadas por problemas similares? Estos interrogantes merecen un foro de discusión, aunque solo fuese para ser respondidas y descartadas como temas de preocupación para el país.
El cambio climático no se detiene, no espera y no perdona. En el hemisferio norte las "hormigas" silenciosas siguen trabajando, acopiando, preparándose; mientras, nosotros...